Dicen que todo lo que empieza mal acaba mal y viceversa, pero yo no lo veo todo así. Por ejemplo: he empezado mi día con mal pie (me he despertado a las 08.10 cuando tengo que estar en el instituto a las 08.30) y a lo largo de la mañana ha ido empeorando. He llegado a mi casa y me ha dado el típico bajón de impotencia y de eso que de lo único que tienes ganas es de echar a correr y olvidarte de todo lo demás. Pero a lo largo de la tarde han ido pasando una serie de cosas que, aunque quizá un tanto tontas e inútiles me han animado bastante. Y es que los pequeños detalles hacen los grandes momentos y una charla con
tu mejor amigo o un rato de risas hacen que horas de cansancio y demás no puedan compararse con eso. Al fin y al cabo no ha sido tan mal día, a veces los refranes no llevan toda la razón!
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